13 mayo 2007

bodegón alejandro

http://www.martinberasategui.com

Paseando por el Antiguo de Donosti dimos con este escondido restaurante que, si no te detienes casualmente o sabes de su existencia, puede pasar totalmente inadvertido. En la carta que tenían expuesta en la entrada nos llamó la atención la firma del Chef.

Casualmente, la noche anterior,durante la cena, mis primos me hablaron del restaurante que tiene en Lasarte, de lo poco que comieron y de lo abultado de la factura.

Sin embargo, el Bodegón Alejandro ofrecía una carta mucho más asequible, y decidimos aventurarnos con el menú de 31,90 + IVA.

Yo ataqué con los raviolis de pasta fresca rellenos de txangurro a la
donostiarra, servidos con una crema de hongos y setas. De segundo, cordero asado a 70oC, sobre una pasta fresca de hongos y sus mollejitas salteadas. Por último, fresas naturales, acompañadas de una crema montada de queso mascarpone y migas de galleta con matices de regaliz.

Temí pasar hambre cuando vi llegar mi primer plato con tres (ni uno más) raviolis en el centro de un gran plato. No obstante, al verlos de cerca comprobé que su tamaño parecía más el de unas empanadillas que el de unos raviolis.

Salí del restaurante habiendo comido abundantemente y con la sensación de haber empleado bien mi dinero, probablemente uno de los menús más apetitosos que he probado en mucho tiempo.

saizar

http://www.sidrassaizar.com/restaurante.htm

En Usúrbil (Guipúzcoa) se encuentra esta sidrería vasca (con el encanto de las gigantescas barricas) que también dispone de un restaurante más "tradicional" con una carta breve, pero selecta. Hace tres años disfruté allí de unas riquísimas croquetas de hongos (boletus edulis). Desgraciadamente, cuando volví hace un par de semanas se habían caído de la carta, pero a cambio tuve una ensalada templada de gulas y el clásico chuletón de buey que rebosa el plato y no tienes más remedio que compartir con otros dos o tres comensales.

Además, puedes amenizar la comida con la sidra de la casa y, si te apetece, llevarte una caja para disfrutarla todo el año, si es que no te pilla muy a mano para cenar todos los sábados (que es lo que hicimos nosotros).